Capítulo 8


8. La llegada.

-¡Eh! ¿Qué coño haces?
-¿Por qué entráis en mi casa?- Responde el casero.
-Emm… Bla… ¿Blake?
-¿Cómo sabes tú mi nombre?
-Soy Brent,  te acordarás de mí, ¿no?

Directamente se abrazan y empiezan a recordar momentos que han vivido.
Blake nos invita a entrar y llama a Taylor, para presentárnosla. Le gusta que la llamen Swift. Swift es una chica alta, de pelo rubio, ojos azules y guapa. Nos preguntan si queremos unos cafés y todos decimos que sí. Sacan una cachimba y cafés y tés para todos. Pasamos un rato bastante agusto, hablando de todo lo que nos ha sucedido y contando anécdotas, riendo con los chistes de Blake, también ha habido un momento triste en el cual hablamos de las pérdidas que habíamos tenido. Blake y Swift habían perdido a su hija. El nombre no lo han dicho, pero cuando hablábamos de ella se le veía bastante triste. Por eso yo siempre cambiaba de tema. Nos invitan a quedarnos aquí a vivir, son muy majos. Ahora son las 3 de la tarde y pica el estómago. Así que Blake y Swift nos ofrecen quedarnos a comer. Sacan un aperitivo, berberechos y patatas fritas. Hace mucho que no pruebo estas cosas. A Amy y a mí nos ha entrado mucho sueño, así que nos vamos a echar un rato en una cama que hay en una habitación que nos deja Taylor.

Nos acostamos haciendo la cucharita y nos quedamos durmiendo. Pasan unas cuantas horas y nos despertamos. Miro el reloj y, sorprendido, veo que son más de las 8 de la tarde. Al salir, Blake y Swift están viendo una película. Me sorprende que tengan electricidad, nos arrimamos a ellos y nos dicen que nos sentemos a ver la peli, que la van a poner desde el principio. Aceptamos y nos quedamos a verla, es Iron-Man, una película que la tenían ellos en DVD.

Al finalizar la peli, nos salimos al balcón a tomar un poco el fresco y, charlamos un poco, le pregunté cómo tenían electricidad y me respondió que era por un sistema eólico-solar. Son casi las 11 y voy teniendo hambre. Dice que me va a dar una sorpresa con el bocata. A ver qué trae. Al cabo de un cuarto de hora, saca siete bocatas de atún, mayonesa, lechuga y huevo, estaba muy bueno. Nos vamos ya a la cama. Amy parece no tener mucho sueño, pero a mí se me están cerrando los ojos.

Nos vamos a la habitación, nos quitamos la ropa y nos metemos en la cama. Me dispongo a dormir justo cuando Amy salta y se pone encima de mí. No lleva sujetador, como todas las noches, sólo lleva unas braguitas demasiado sexys. Empieza a besarme el cuello lentamente, sabe que es una de las cosas que más me excitan. Le quito las bragas, mientras que ella, me quita los calzoncillos. Mmm… Noto cómo su vagina va rozando todo mi pene… En ese momento le digo: -Amy, no tenemos condones. –Ya, yo ya contaba con eso, tú sígueme.
Nos besamos apasionadamente, mientras que ella mueve la cadera perfectamente y consigue un máximo contacto entre nuestras partes. Sube un poco y le chupo los pezones, voy moviendo mi lengua hacia arriba y abajo. Subo y le beso, mientras con mis dedos sigo estimulándole los pezones. Ella, de repente, se para y pone su vagina en mi cara. Se pone a hacerme sexo oral como una loca. Creo que esto es un sesenta y nueve en toda regla. Empiezo a comerle la almeja lentamente y voy acelerando rápidamente, parece que va a llegar ya, acelero al máximo mi lengua y empiezan a moverse sus piernas y ahí es cuando muevo mi lengua al ritmo al que a ella le gusta. Me voy a correr y ella al parecer también. Ya me estoy corriendo, con sólo entrar en contacto mi semen con su lengua se corre, le pone mucho que me corra en su boca. Se está corriendo y lo siento en mi cara. Me encanta que mi lengua haga que Amy se corra. Amy se gira. Viene hacia mí, se traga mi semen y se acuesta con la cabeza encima de mi pecho. Nos quedamos dormidos así.